Uno a veces da una buena impresión…otras, no tanto. Y que lástima que las buenas impresiones de las personas tiendan a desaparecer tan fácilmente y que termine uno descubriendo las máscaras que tarde o temprano se caen. Pero bueno, ahora, con todas las cosas que tengo para hacer, lo último que quiero es ocupar mi tiempo en reflexionar acerca de las personas que cambian constantemente…lo único que sé es que todo se va transformando, y que las impresiones son como fotografías que capturan sólo un segundo…al otro segundo la imagen es completamente diferente.
Este fin de semana viví muchos buenos momentos, salí con mis amigos, conocí nuevas personas y compartí con mi familia, y por primera vez en la vida me siento en completo control de mi situación y me alegra saber que puedo hablar con tanta propiedad sobre lo que soy y lo que quiero. Pero bueno, si tuviera felicidad completa entonces estaría muerta…ahora, que todo va bien, que todo en mi vida se empieza a encaminar de nuevo, siento que quiero compartir con alguien que de verdad se preocupe por mi situación, alguien con quién no tenga que comportarme de algún modo preciso… si no alguien en quien pueda confiar las cosas que me suceden…alguien que no tenga que buscar, si no al que encuentre cada vez ahí…alguien que me haga creer en los momentos perfectos, alguien que no esconda sus sentimientos y que no haga de sus hormonas una excusa para mentir. Para mi confiar alguien es lo más difícil de hacer…hacerme vulnerable es un papel que me cuesta demasiado interpretar.
Pero bueno, después de todo, el sol sigue iluminando las ventanas y hay todo un mundo por explorar y conocer. Seguramente, el universo conspirará y traerá a mi vida nuevas experiencias…seguiré en este camino hacia la perfección…no quiero tener que brindar por los fracasos en un futuro.
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